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vención en un navío, y tirando de ellos nueve buques de los principales de la flota que estaba espe.rándome; con el favor del viento y de los marineros, me compuse de tal modo, que la acercamos a veinte toesas de la orilla, y habiéndose retirado el mar, logré ganar mi chalupa a pie enjuto: entonces, valiéndome de cuerdas, de máquinas y del refuerzo de dos mil hombres, no paré hasta volverla, y hallé que eran muy pocos los desperfectos que había sufrido.

Diez días ocupé para hacerla entrar en el puerto real de Blefuscu, donde acudió un gran número de gentes asombradas de ver un navío tan prodigioso. Hice presente al rey cómo la fortuna me había deparado aquel barco para poder pasar a algún otro puerto, y desde allí volver a mi patria, si Su Majestad se dignaba dar las órdenes convenientes para ponerle en estado de poderme servir, y me permitía salir de sus Estados, lo cual pude conseguir tras no pocos esfuerzos.

Ya extrañaba yo que el emperador de Lilliput, sabiendo mi ausencia, no hubiese hecho diligencia de buscarme; pero me informaron que ignoraba que hubiese tenido noticia de sus designíos, y en esta suposición no discurria que en mi paso a Blefusen llevase otras miras que el cumplimiento de mi pro..a los embajadores, en virtud de la licencia que me había dado, y esperaba que dentro de pocos días volviese; pero, al fin, mi tardanza principió a darle cuidado. Consultó al tesorero mayor y demás de la camarilla, y determinaron enviar un diputado de primera categoría con una copia de los artículos de ini acusación. Este personaje llevaba las instrucciones necesarias para representar al de Biefuscu la gran clemencia de su señor, que se había conformado con la leve pena de sacarme los ojos: que yo me había evadido de la justicia; y que si no volvía dentro de dos días, sería despojado de mi título de nardac, y