Página:Viajes de Gulliver (1914).pdf/374

Esta página no ha sido corregida
— 373 —

da; que la hija del gobernador hacía dos años que no se sabía de ella; que su padre estaba inconsolable, acusándose a sí mismo incesantemente de haber sido la causa de su huída, por el rigor que le había mostrado, y que el fiscal había muerto un mes antes de nuestro arribo. También vi al hermanastro de la mujer de Sermodas; y como había mediado poco tiempo, descubrí en él aquel aturdimiento que ella me habla pintado. De aquí tomé ocasión para escribir al gobernador con un nombre supuesto, diciéndole que habia visto a su hija: que había sufrido muchas penas increíbles que, al fin, el Cielo había premiado su virtud con un casamiento dichoso y que acaso podría todavía tener el gusto de volver a verla cuando menos pensase. Añadí esta última circunstancia en la confianza de haberme asegurado Sermodas que si conseguía el permiso del rey, meditaba hacer un viaje a Batavia con su esposa, dentro de dos años, por rendir sus respetos a su suegro.

Ignoro el efecto que produciría esta carta en el ánimo del gobernador, porque teniendo ya completa la tripulación de mi navío, el viento era favorable y me excitó a hacerme a la vela. Partimos, pues, sin que sucediese nada notable en muchos días de viaje; cuando habiendo convidado a Morrice y su esposa a una partida de juego en mi cuarto, vino luego y me dijo que no sabía qué pensar de la conducta de nuestros antiguos marineros, cuyas conferencias secretas con los que habíamos recibido en Batavia denotaban tramarse alguna conspiración contra los oficiales principales.

He aquí una entrada-añadió que no tiene visos de relación siquiera con las que pensabais que biciésemos hoy juntos; mas yo os confieso que me lleva toda la atención.

De Nuit mismo me parece ser el jefe de la rebelión, pues noto en él un aire de insolencia que no pue-