Página:Viajes de Gulliver (1914).pdf/368

Esta página no ha sido corregida
— 367 —

navío principió a hacer agua. Todos se creyeron perdidos; solamente yo miraba con placer el término de mi vida, sin otro sentimiento que el de mi fiel com panera, cuya lealtad ha sido recompensada por su casamiento con De Hayes, uno de vuestros capitanes, el cual se ha solemnizado en Sporunda. Vos llegasteis a este tiempo y nos sacasteis de los brazos de la muerte. Después, no tengo que deciros lo que ha pasado; sólo añadiré a mi historia una declaración que debo a la virtud y urbanidad del señor Morrice, y es que, dueño de mi persona como era, ha sabido sacrificar su ternura a mis ruegos, y aun me ha ofrecido dejarme entre los sevarambos o sporundanos, únicos pueblos con quienes puedo resolverme a vivir.»> La historia de esta dama me sacó las lágrimas a los ojos, y vacilé algún tiempo sobre si convendría proponerle un esposo en las circunstancias lastimosas en que se hallaba; sin embargo, la amistad de Sermodas venció, declarándola sus sentimientos hacia ella. A pesar de la sorpresa que esta propuesta le causó, respondió con inás suavidad que yo esperaba de su aborrecimiento a los hombres. Aproveché la ocasión para estrecharla más y más, hasta hacerla ver que era el único medio de poder vivir con los sevarainbos. «En cuanto a su persona-le dije,-es un hombre distinguido, rico, bien formado, joven, virtuoso y hábil. "Para no usar de rodeos, él se tendría por dichoso en ser vuestro, y yo os creería dichosa enser suya.» Advertí que mis razones habían hecho su efecto, y fui a avisar inmediatamente a Sermodas, el cual vino corriendo a jurar un cariño eterno a la bella holandesa, dejándome la satisfacción de ver que le recibía con algo más que cortesanía. Conté después al sporundano las aventuras de su amada, que acabaron de interesarle en su favor, deponiendo alguna pena, Li tenía, por el pretendido comercio con Morrice. En-