Página:Viajes de Gulliver (1914).pdf/359

Esta página no ha sido corregida
— 358 —

tener que comunicarme algún negocio importante.

Desde luego me anunció el corazón lo de que se trataba. Después de haber pasado un rato en cosas indiferentes, me declaró que venía por dar gusto a su hijo que su carifio hacia mí crecía a cada instante, tanto que no podría vivir si no le amaba: que tuviese compasión de un joven enamorado hasta lo sumo y de una madre desconsolada por el estado en que veía a su hijo. Intenté satisfacerle con el obstáculo insuperable que ponía al medio nuestro parentesco para lo que deseaba. «No, no-me replicó apresuradamente, no es lo que os figuráis: en todas partes del mundo se hacen matrimonios en iguales circunstancias al que os propongo. Vuestro orgullo es el único obstáculo que se opone a sus deseos.» Mi madrastra era de un carácter fuerte y colérico ; yo reflexioné que el temor de exasperarme con amenazas o injurias, era sólo el que se las había hecho excusar. Así, bien que siempre firme en no casarme jamás con su hijo, a quien desde un principio había tenido una aversión invencible, le respondí que estaría siempre pronta a obedecer a mi padre. «Me agrada vuestra respuesta -me dijo: aunque nada le he declarado hasta ahora, yo me encargo de obtener su consentimiento, y entretanto aquí os dejo a mi hijo, joven amable y rico, que os hará feliz.» Acabado de decir esto, me abrazo y me dejó entregada a los ridículos galanteos de su muy querido hijo, el cual me tuvo una conversación tan afectada, que me dió a sospechar se amaba a sí mismo cuando menos tanto como a mí. Sin embargo, le contesté con más urbanidad que hasta entonces y que no merecía.

Sólo sí le supliqué tuviese la bondad de suspender la declaración de sus amores hasta que mi padre me mandase aprobarla.

>Al punto que me vi libre de su presencia me en-