Página:Viajes de Gulliver (1914).pdf/353

Esta página no ha sido corregida
— 352 —

conseguía apagarla, pero que si no podía unirse con su dama por los vínculos del matrimonio terminarían sus desdichas con su muerte.

Al acabar de decir esto, la tristeza le puseyó, las lágrimas cayeron de sus ojos y a mí me conmovió.

Díjele que podía confiar en mi amistad, que no perdonaría fatiga por servirle, y que para principiar iba a hablar a los amigos que teníamos en la corte, que sin duda el rey condescendería a mi súplica si podía hacerlo sin violar las leyes de los sevarambos; y para animarle añadí que por lo menos le permitiría Su Majestad llevar aquella dama a Inglaterra, cuya gracia confiaba alcanzar de Sevaraminas.

¡Ojalá !-me respondió.-Yo sé que ella aceptaria el partido con gusto: mil veces me ha jurado que me seguiría contentísima al fin del mundo, prefiriendo siempre los trabajos en mi compañía a la prosperidad en mi ausencia. Mas no me atrevo a lisonjearme de que el Cielo me favorecerá hasta tal punto.

No puedo negar que el negocio me interesaba extremadamente, pues preveía que de un dia a otro nos expulsarían del reino; mejor diré del único clima donde hubiera querido acabar mis días: y así resolví hacer todo esfuerzo por dar satisfacción a Morrice, antes que se la tomase él mismo por un crimen que hubiera sublevado a los sevarambos contra él y contra todos nosotros. Fuí a buscar a Sermodas para exponerle este asunto y rogarle que nos ayudase con sus luces y su concepto; pero no me respondió cosa que pudiese consolarme mucho, sólo sí ofreció que hablaría conmigo a Zidi-Marabat y apoyaría mis razones cuanto le fuese dable. Pasamos a casa de este ministro, y quedó en proponer la cosa al rey delante de su Consejo, sin diferirlo de aquella tarde.

En esta suposición, volví a nuestro alojamiento lleno de inquietud, que tuve que ocultar hasta al mis-