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IV EL AUTOR CON LOS SUYOS ACOMPAÑA AL REY DE LOS DESCRIPCIÓN DE LAS SEVARAMBOS A UN VIAJE.

COSAS MARAVILLOSAS QUE VIERON. CASTIGO DE UN MINISTRO DE ESTADO CORROMPIDO. REGRESO DEL AUTOR A SEVARAMBIA.

A la mañana siguiente, muy temprano, vino Sermodas a decirnos que el rey quería que le acompañáramos en un viaje. Montamos luego en las cabalgaduras que nos habían prevenido, muy parecidas a los camellos, a excepción de que tienen las orejas extremadamente largas y que, en lugar de brida, usan de una especie de corchete de oro o plata con que los unen. La viveza y altura de aquellos animales nos dio miedo; sin embargo, no nos costó mucho acostumbrarnos a ellos; y, a la verdad, no hay animal en el mundo más seguro de pies, en medio de andar hasta cien millas y más en un día.

Lo primero que hicimos fué presentarnos á Sevaraminas, quien nos preguntó cómo nos iba en su Imperio y si necesitábamos algo. Le dimos las gracias por los beneficios de que nos colmaba, y le respondimos que nada podía hacer falta a unos hombres que Su Majestad se había dignado proteger, aun cuando no se hallasen entre un pueblo humano y virtuoso como el de los sevarambos.

-Yo lo celebro-nos dijo,-pero ¿estaréis en condiciones de sufrir la fatiga de un viaje en mi compañia?

-El honor sólo de acompañar a Vuestra Majestad bastaría a sostenernos-le respondimos, además que nuestra salud jamás ha sido tan buena como ahora, gracias al aire puro de los sevarambos, a sus alimentos saludables y a los placeres inocentes de que gozamos sin cesar.