Página:Viajes de Gulliver (1914).pdf/331

Esta página no ha sido corregida
— 330 —

mundo que el Cielo ha separado de lo demás de la tierra. De aquí adelante no tendré yo la culpa si renunciareis la gloria de haber establecido el comercia entre habitantes de los países septentrionales y sevarambos. Por lo menos yo os ofrezco que, con acuerdo de mi Consejo, elegiré alguna isla de mi dominio en el Mar Pacifico para establecerle; pues las leyes de mi reino no permiten a los extranjeros vivir con nosotros.

Se informó en seguida del estado de la Europa, del gobierno de Inglatera, de nuestras leyes, de nuestra religión y de nuestra política, que le expliqué lo mejor que pude. Concluída la conversación, me dió una caja de pedrerías y un collar de oro y ámbar gris, rogándome le llevara puesto mientras estuviese en sus Estados, como una insignja de su protección y gracia. Cada uno de mis oficiales recibió un presente por el mismo estilo, y por último dió orden a ZidiParabas, maestro de ceremonias, para que nos señalase nuestros respectivos cuartos en palacio.

Me despedí de Su Majestad y me retiré al mío, donde Zidi-Marabat, canciller del reino y primer ministro, fué a conferenciar conmigo de orden de Sevaraminas. Le hice una relación de nuestra marina y de los secretos de nuestro comercio, sin descuidarme en la descripción de nuestras mercaderías, producciones de Europa y de la Gran Bretaña en particular. Se mostró satisfecho de mis informes, y me aseguró que recibirian bien a los europeos con tal que no enviasen a comerciar sino hombres honrados, justos y sinceros, y que se contentasen con llegar hasta Sporunda no más, excepto en un caso de embajada o de otras circunstancias extraordinarias.

Después de esta conferencia, me hizo salir a pasear. Por entonces sólo vimos las curiosidades del palacio, cuya descripción no me atreveré a emprender.

A más de que mi relación parecería increíble y fa-