Página:Viajes de Gulliver (1914).pdf/328

Esta página no ha sido corregida
— 327 —

lugares donde estos demonios tienen más poder que entre nosotros.

Sermodas se interrumpió y yo aproveché su silencio para manifestarle con cuánto gusto le había escuchado, y continuó su discurso en estos términos : -El rey tiene una renta fija y un gasto arreglado, de manera que nunca se le ofrece motivo de aumentarla; pero, en recompensa, si lo hiciera, el menor de sus vasallos pondría gustoso en sus manos cuanto tuviese para satisfacerla. El príncipe reinante tiene cerca de cuarenta años, y no representa la mitad; hace veintidós que está sobre el trono sin habernos dado todavía el más leve motivo de queja; al contrario, no hay ninguno entre nosotros que no funde la prosperidad de la patria en la dilatada vida de este soberano, rogando por ella al Cielo. Pero mañana lo veréis por vuestros propios ojos; ahora creo es ya tiempo de que nos retiremos a descansar.

Nos condujeron en seguida a nuestros aposentos, donde no se veía otra cosa que tela de oro y bordado, después de unas camas de plumón fino y blando algo mejor que el nuestro. Allí pasamos una noche descansada, hasta que a las seis de la mañana nos despertó la orquesta desde otro cuarto inmediato con un concierto divino. Por mí puedo asegurar que me creía dormido todavía, pareciéndome que sólo en sueños podía sentir el hombre tanto placer. Concluído el concierto, entró Sermodas en mi cuarto, acompañado de otro que me llevaba unos vestidos soberbios de parte del rey, con un recado muy atento de que no me detuviese, porque quería el príncipe darme audiencia antes de comer.

Obedecí sus respetables órdenes con la prontitud que debía, y salimos un poco antes de dar las ocho, seguidos de los magnates del pueblo, que quisieron hacernos este honor. No describiré nuestra marcha; baste decir que calles y ventanas estaban llenas de es-