Página:Viajes de Gulliver (1914).pdf/295

Esta página no ha sido corregida
— 294 —

sistencia y debo advertiros que entendemos la guerra como ninguna nación de Europa, lo cual veréis a grande costa, si nos obligáis a ello. Vuelvo a repetiros, señores, que os sometáis, en la inteligencia de que no se os violentará de ningún modo. Si no queréis seguirnos, a vuestra deliberación lo dejo, buscad fortuna en otra parte. Yo me retiro para daros tiempo de determinar, y ruego al Cielo os ilumine.» Al acabar de decir esto, echó a andar hacia la chalupa, donde se retiró a un lado a hablar con uno de los suyos, hasta que advirtió que la decisión estaba hecha, y a la verdad tenía poco que tratar; entonces volvió a nosotros preguntándonos qué partido habiamos elegido, a que le respondí que el de guiarnos por sus sanos consejos, y seguirles a donde quisiešen llevarnos. «Somos unos infelices extranjeros añadí, más para excitar la compasión que para infundir el miedo. «Señores contestó,-vuestra resolución me agrada, seréis llevados a un país de prodigios.

»En el instante hizo señal de que se arrimasen las chalupas, lo que ejecutaron con buen orden, y tomándonos en medio, nos proveyeron de carnes frescas de un gusto delicioso, y un vino excelente que se criaba en Sporunda. Como no era de esperar un epcuentro semejante, nuestra satisfacción era mucho mayor. Aquel enviado que vino a mi tienda dijo llamarse Cashida, y su compañero Bonascar; ambos tenían un semblante muy agradable y estaban vestidos al modo de los nobles de Venecia. Rogué al primero me declarase cómo podía hablar las lenguas de Europa tan perfectamente. «Tiempo habrá de decíroslo -me respondió-ahora sólo se trata de ver cómo llegamos a Sporunda antes de anochecer». Y en seguida habló a su gente en sporundano, de cuyas resultas vinieron inmediatamente a la proa de nuestra chalupa, y habiendo atado un cable echaron a remar, mientras que el resto de su flota quedó al ancla. Así -