Página:Viajes de Gulliver (1914).pdf/287

Esta página no ha sido corregida
— 286 —

en dos días sino sobre peñas y arena, había padecido mucho por falta de agua dulce, pues la chalupa no podía llegar a tierra, de manera que hubieran perecido de sed si no hubiesen tenido la fortuna de encontrar el segundo día un gran río, cuya agua, aunque salobre al pie del mar, era dulce a dos millas por encima. Además llevaron un fuerte susto con dos cocodrilos que salieron del río, y que sin duda los hubieran devorado a no haber conseguido ahuyentarlos a fuego de fusil. Esto fué lo que les obligó a volverse, especialmente viendo terreno tan árido por todos lados y que les faltaban provisiones.

De Hayes no había hecho más progresos que Morton. Un agua parada y algunos pájaros de río, sin poder matar uno, fué lo que encontró al fin de cuatro o cinco millas, con una cordillera de montañas que, extendiéndose del Este al Oeste, se perdían de vista; y no se atrevió a pasar más adelante por temor también de que le faltasen los víveres.

Con estas noticias, ninguno vaciló en la resolución de mudarnos al sitio que yo había descubierto; y, decretado en el Consejo, desde la mañana siguiente se principió a disponerlo todo con ligereza para marchar a Verdantrale, que era el nombre que había puesto a aquel lugar. La pinaza aun no estaba acabada, pero en los dos barcos transportamos el cargamento, y los primeros que se embarcaron fueron los trabajadores con sus herramientas. Morrice fué con ellos, De Hayes escoltó a otros y yo me quedé para salir con los últimos, después de haber puesto nucstros cañoncs y municiones en la nueva pinaza.

Durante mi ausencia, mi gente había dado mi nombre al nuevo establecimiento, y ya tenían barracas a lo largo del río. Cada uno parecía contento con su suerte, y sin duda hubiéramos podido vivir con tanta satisfacción como en nuestra propia patria, a