Página:Viajes de Gulliver (1914).pdf/284

Esta página no ha sido corregida
— 283 —

a mis oficiales que lo que más nos urgía era el hacer la descubierta antes que se nos acabasen las provisiones que, bien mirado, nuestro campo estaba en mala situación que muy presto nos hallaríamos sin víveres, y que además no teníamos agua buena.

Aprobaron todos mi pensamiento, y se revistieron do valor para cualquier empresa.

Pasé orden por escrito al almirante Morrice para que tuviese los dos buques prontos y equipados sus marineros. Uno de ellos debía costear el oeste de nuestro campo, mientras que el capitán Morton con veinte soldados irían en su escolta, por lo que pudiese suceder. El otro barco, mandado por el almirante, habín de salir con igual fin hacia el Sud; y para sostenerle correría yo la costa con una partida de cuarenta hombres. El capitán De Hayes saldría a reconocer el terreno con treinta hombres de su compañía; y el resto se quedaría guardando el campo. Esta fué mi orden.

A la mañana siguiente salimos prevenidos de pólvora y balas, y armados de sables y bayonetas, con provisiones para tres días; habiendo mandado a Morton que por las tardes se acercase a la chalupa, si le fnese posible, según me había propuesto ejecutar por mi parte. El mar estaba en calma, tanto que Go se sentía siquiera un leve soplo, y esto hacía nuestra marcha muy incómoda. Anduvimos diez millas sin ver otra cosa que un país semejante al de nuestro campo, donde sólo crecían espinos: ni menos encontramos arroyo, ni fuente algina. Nos juntamos con la chalupa al mediodía para tomar refrescos, siguiendo después nuestra marcha. Pero no bien habíamos caminado cinco millas cuando entramos en un terreno designal, todo de pequeñas colinas, aunque no ásperas ni muy pendientes; y a dos millas más, nuestra vanguardia hizo alto para darnos la agradable nueva de que había encontrado un arroyuelo de un