Página:Viajes de Gulliver (1914).pdf/270

Esta página no ha sido corregida
— 269 —

Cuanto más me acercaba a la costa más me confirmaba en mi opinión, aunque no la declaré a ninguno de la tripulación, ni tampoco había en ella quien pudiese decir el paraje en que nos hallábamos.

Echamos el ancora en una famosa bahía donde teníanos cincuenta pics de agua, y acabé de creer que estábamos en el país que tanto había deseado. La tripulación no se atrevía a salir a tierra. Puse en la chalupa de La Fiel Ana (habiendo perdido la nuestra, cotno ya dije) a los dos amigos, con mucho trabajo, y entrando en ella con ocho marineros advertí a mi gente que no me esperase hasta el día siguiente.

Dos leguas corrimos sobre la ribera sin ver houyhnhums ni yahous, ni cosa ninguna. Principié a desconfiar, con no poco sentimiento; mas no desistí del desembarco en el primer sitio a propósito que encontrase, y se verificó a media legua más, procurando exhortar en voz baja a los compañeros a que tuviesen paciencia hasta que examinásemos bien el país.

II

MUERTE DESGRACTADA DE «LMNSRIMPNO» Y «TRTPMPSMIC». EL AUTOR, MARINEROS Y CHALUPA SON LLEVADOS A LORBTULGRUD.-EL REY Y LA REINA LE MANIFIESTAN SU ESTIMACIÓN. LOGRAN ESCAPARSE. TEMPESTAD VIOLENTA. UN NAVÍO HOLANDÉS SUMERGIDO. SU TRIPULACIÓN SE SALVA A BORDO DEL «DRAGÓN DE ORO», Y VA A DAR A UNA COSTA DESCONOCIDA.

Así que saltamos en tierra principiamos a registrarlo todo, pero, no encontrando vestigio alguno de hombre, ficra ni otra cosa, resolvimos unánimemente volvernos a la chalupa y al navío, con la idea de cruzar alrededor de la isla hasta reconocer un desembarcadero mejor; por nuestra desgracia, hallamos la mar baja y la chalupa en seco, sin otro arbitrio que