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contramos un paquete disforme de substancias blancas y delgadas, dobladas una sobre otra, cuyo volumen seria como el de tres hombres de nosotros, y estaban atadas con una cuerda fortísima por unas figuras negras que tenían, discurrimos serían escrituras. En la izquierda había una gran máquina plana, armada de unos dientes gruesos y muy largos, al modo de las empalizadas que resguardan los jardines de Vuestra Majestad. En la faltriquera grande del lado derecho de su tapa-medio (asi traduzco la palabra ran fulo, con que pretendían explicar mis calzones) vimos un pilar enorme de hierro, hueco, unido a una gruesa pieza de madera de mayor anchura, que tenía a un lado otras varias piezas también de hierro trabajadas de relieve, y terminaban con un guijarro cortado en declive; no supimos lo que era esto. Y en la faltriquera compañera había otra máquina de la misma especie. En la faltriquera pequeña del lado derecho había varias piezas redondas y llanas de metal rojo y blanco de diferentes tamaños; algunas de las blancas que nos parecieron de plata eran tan anchas y pesadas que entre los dos apenas podíamos levantarlas. Item, dos alfanjes de bolsillo bien afilados, cuya hoja se doblaba sobre un canal que tenia la empuñadura, y estaban colocados en una gran caja o estuche. Aun faltaban dos faltriqueras que registrar, a las cuales llamaba él secreto; éstas eran dos cortaduras en la parte superior de su tapa-medio, pero muy estrechas por razón del vientre que las oprimia : por fuera del secreto de la derecha colgaba una terrible cadena de plata, y al extremo interior tenía una máquina sumamente prodigiosa. Le pedimos que sacase todo lo que correspondía a dicha cadena, y vimos salir una especie de globo, la mitad de plata, y la otra mitad de un metal transparente, con algunas figuras muy extrañas delineadas en circulo; creímos poder tocarlas; pero nos detuvo los dedos una subs-