Página:Viajes de Gulliver (1914).pdf/241

Esta página no ha sido corregida
— 240 —

cir que en seis semanas construímos una especie de canoa al modo de las de los indios, aunque mucho más ancha, cubierta de pieles de yahou cosidas con cáñano. Reservé las de los jóvenes para hacer una vela, porque las de los viejos hubieran sido demasiado duras y gruesas, me surtí también de cuatro renos, e hice mi provisión de carne cocida de conejos y pájaros, con dos vasijas, la una de leche y la otra de agua.

Probé la canoa en un gran estanque donde corregí todos sus defectos, tapando con sebo de yahou las aberturas hasta ponerla en estado de poderme transportar con mi reducido equipaje, y después la hice llevar por los yahous a la ribera sobre una carreta, al cuidado del alazán y otro criado.

Ya que estuvo todo dispuesto y llegó el día de mi partida, me despedí de mi amo, de su esposa y demás de la casa, bañados en lágrimas los ojos y el corazón transido de dolor. Su Honor, o por curiosidad o por cortesanía, quiso verme a bordo; y habiendo salido con muchos de sus amigos y vecinos, tuvo que esperar más de hora y media por causa de la marea, hasta que observé que el viento era favorable para conducirme a la isla entonces fuí a ponerme a los pies de mi amo para recibir sus últimas órdenes y me hizo el honor de levantar su mano derecha hasta la altura de mi boca. No refiero esta circunstancia por vanidad, sino por imitar a todos los viajeros, que tienen buen cuidado de no omitir aquellos honores extraordinarios que han recibido. Hice una gran cortesía a todo el concurso, y echándome a la canoa dejé la ribera.