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pues, que os echéis a nado o construyáis un barquichuelo a imitación del que aquí os trajo, según me habéis declarado, y os volváis por el camino que vinisteis contad con todos los criados de esta casa y los de mis vecinos, que os ayudarán a trabajar. Si en mí solo hubiese consistido, os conservaría eternamente a mi servicio, porque tenéis inclinaciones bastante buenas, os habéis corregido de míl vicios y malos hábitos, y habéis hecho cuanto está de vuestra parte para conformaros, en lo que vuestra desdichada naturaleza permite, con la de los houghnhnms.

Notaré aquí al paso que los decretos de la asamblea general de la nación houyhnhamiana se extienden todos con la frase hnhlodyn, que significa exhortar; no pudiendo ellos alcanzar a que se pueda compelir y apremiar a una criatura racional, como si fuese capaz de desobedecer a la razón propia.

Un discurso tal fué para mí un rayo cuya impresión no pude resistir. Poseído a un mismo tiempo de la congoja y la desesperación, caí desmayado a los pies de mi amo, que al pronto me tuvo por muerto, hasta que recobrando algún aliento pude decirle en voz apagada y llena de dolor que sin propasarine a censurar la exhortación de la asamblea, ni la pretensión de sus amigos sobre despedirme de su casa, consideraba no obstante ini débil juicio que pudieran haber decretado otra pena menos rigurosa; que el echarme a nado era arriesgado, pues a lo sumo podría hacer una legua cuando la tierra más cercana distaría acaso ciento que para fabricar un barquichuelo no veía en el país lo necesario; pero que, en medio de tantas dificultades, prestaba ui obediencia, y me aventuraba a perecer. Añadí que la vista de la muerte no era lo que más me intimidaba, mirándola como el menor de mis males, sino que cuando por algún raro accidente pudiese atravesar los mares y volver a mi país, me hallaría con la desdicha de verme entre ya- ―