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pian ya a servirnos, cuando el yahou no es capaz de nada hasta los doce.

Esto fué todo lo que mi amo me contó de los asuntos tratados en la asamblea, reservándome otro que era el que más me interesaba, como particular a mi persona. ¡Ah! la principal época de mi vida desdichada, cuyos tristes efectos percibí bien pronto. Pero, antes de entrar en este tema, es menester decir algo del carácter y usos de los houyhnhnms.

Los houghnhnms no tienen librerías, ni saben leer ni escribir, y por consiguiente toda su ciencia es la tradición. Como es un pueblo pacífico, modesto, unido, virtuoso, muy racional y sin nigún comercio con el extranjero, los grandes sucesos son allí muy raros y todos los puntos de su historia dignos de noticia pueden conservarse fácilmente en la memoria sin abrumarla.

Ellos no conocen enfermedades ni médicos. Por lo que a mí toca, no me atreveré a decidir si la falta de éstos proviene de la de aquéllas o si la de aquéllas proviene de la de éstos. Ni es decir que no padezcan algunas veces sus ligeras indisposiciones pero saben curárselas con facilidad mediante el conocimiento que tienen de las plantas y hierbas medicinales, por ci continuo estudio de la botánica en sus paseos y frecuentemente en sus comidas.

Su poesía es muy bella y sobre todo muy armoniosa. No consiste en juguetes familiares y bajos, ni en un lenguaje afectado, ni en una jerga extravagante, ni en chistes epigramáticos, sutilezas obscurasantitesis pueriles, las agudezas do los españoles, los concetti de los italianos, ni en las figuras violentas de los orientales. La gracia y precisión de los símiles, la riqueza y exactitud de las descripciones, la relación y viveza de las imágenes son la esencia y carácter de su poesía. En los adinirables trozos de sus mejores poemas que mi amo solía recitarme tal cual