dido perfectamente el de ellos, por cuyo medio habia logrado saber cómo había sido conducido allí; y que habiéndome visto despojar de aquella cubierta y desnudo, había observado que era un verdadero yahou, con la sola diferencia de tener la piel blanca, poco pelo y las garras muy cortas.
- -Este yahou extranjero-prosiguió ha querido persuaditme de que en su país y otros muchos que ha corrido, los yahous son los únicos animales racionales, dominantes y maestros, y de que los houyhnhnms viven en esclavitud y miseria. El tieue, sin disputa, todas las cualidades exteriores de nuestros yahous; pero es preciso confesar que manifiesta otro comedimiento y aun indica alguna tintura de razón, no porque discurra como un houyhnhnm. sino que posee sus ciertos conocimientos y luces muy superiores a los de nuestros yahous. En medio de todo esto, señores, os va a sorprender una cosa, a que os ruego apliquéis toda vuestra atención. Lo creeréis? Pues él mismo me ha asegurado que en su país hacen euncos a los houghulimms desde su más tierna juventud: que así los domestican y amansan, y que la operación es fácil y nada peligrosa. ¿Será esta la primera vez, señores, que las bestias nos han dado alguna lección o que hayamos seguido su útil ejemplo? ¿La hormiga no nos enseña a ser industriosos y prevenidos? ¿A quién debemos los primeros elementos de la arquitectura sino a la golondrina? Concluyo, pues, que se pudiera muy bien introducir en esta comarca con respecto a los jóvenes yahous el uso de la castración de este modo conseguiríamos la ventaja de hacerlos dóciles, humildes y pacíficos, a más de ir destruyendo poco a poco la perversa raza. Opino juntamente que se debe estimular a todos los houyhnhnms a la importante cría de los jumentitos, animales sin duda preferibles a los yahous por todos conceptos. y especialmente porque a la edad de cinco años princi-
