Página:Viajes de Gulliver (1914).pdf/221

Esta página no ha sido corregida
— 220 —

de haberles callado las tres cuartas partes de nuestros vicios y extravagancias; pues algo había de hacer por mis compatriotas, y cuando no tenía este arbitrio usaba de restricciones mentales y procuraba decir lo que no era sin mentir. Sobre todo, ¿quién es el que o guarda algo de parcialidad hablando de su pati a amada?

Hasta aquí lo substancial de las conversaciones sueltas con mi amo en todo el tiempo que tuve la honra de estar en su servicio, aunque por no parecer molesto os he omitido varios artículos. Al cabo me mandó llamar una mañana muy temprano y haciéndome tomar asiento bastante cerca de él (honor que hasta entonces no había obtenido), me habló de esta manera: -He repasado en mi espíritu todo cuanto me habéis dicho, tanto vuestro como de vuestra patria: veo claramente que todos tenéis una vislumbre de razón, que no alcanzo de dónde pueda haberos venido; pero también veo que no hacóis más uso de ella que para acrecentar vuestros defectos naturales y adquirir otros que la Naturaleza no os ha dado. Lo cierto es que en la figura os asimiláis enteramente a los yahous do este país que no os distinguiría si tuvieseis su fuerza, su agilidad y las garras más largas, y que en cuanto a las costumbres son las mismas.

Ellos se aborrecen de muerte unos a otros, sin duda porque les horroriza su fealdad no pudiendo considerarla ninguno en sí mismo. Vosotros, con ese pequeño grano de razón que gozáis, habéis prevenido el inconveniente y procuráis cubrirla para no haceros odiosos, bien sea por prudencia o por amor propio; mas, a pesar de vuestra precaución, no os aborrecéis menos, pues veo que os dividen otros motivos de desavenencia que reinan también en nuestros yahous.

En efecto, si echamos a cinco una porción de carne que sobraría para cincuenta, estos cinco animales glo-