Página:Viajes de Gulliver (1914).pdf/218

Esta página no ha sido corregida
— 217 —

-Es preciso suponer-le dije-que cuantas enfermedades padecemos provienen de repleción, de lo que concluyen cuerdamente nuestros médicos que es necesaria la evacuación, bien sea por arriba o por abajo. Al intento se escogen ciortas hierbas, minerales, gomas, aceites, conchas, sales, excrementos, cortezas de árboles, serpientes, escuerzos, ranas, aranas, peces de todo esto se compone una bebida cuyo olor y gusto abominable horrorizan, levantan el corazón y trastornan todos los sentidos: se llama emélico y sirve para la evacuación superior. Luego mandan sacar de sus almacenes otras drogas que nos hacen tomar según su capricho, ya comu purga que arranca las entrañas, o ya como clíster que lava y relaja los intestinos, y raciocinan de este modo: «La Naturaleza, muy ingeniosa, nos ha dado el orificiosuperior y visible para ingerir, el inferior y secreto para evacuar, es así que la enfermedad invierte el orden natural del cuerpo, luego es necesario que el remedio obre por el mismo estilo para combatir a la Naturaleza, invirtiendo el uso de los orificios, esto cs, tragur por el inferior y evacuar por el superior.

Padecemos otras enfermedades que nada tienen de real sino la idea. A los que adolecen de ellas llamamos enfermos imaginarios, y para curarlos hay remedios imaginarios también; pero es el caso que nuestros médicos los aplican frecuentemente a los males reales. Las violentas enfermedades de imaginación atacan en general a las mujeres, para las cuales conocemos específicos que surten un efecto maravilloso.

En la contiuación de nuestras conferencias Ilegué a merecer a mi amo una expresión, a la verdad, demasiado lisonjera. Como solía hablarle de las personas de calidad de Inglaterra, me dijo que vivía persuadido de que yo era de la primera nobleza porque notaba en mí otra finura y mejor presencia que en