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un millón de manos se han ocupado en fabricar y alhajar mi casa, y tal vez no ha bastado el duplo para vestir a mi mujer.

- Iba a pintarle a ciertos yahous que pasan su vida al lado de los que se hallan amenazados de perderla, esto es, nuestros médicos, habiéndole dicho antes que la mayor parte de mis compañeros habían muerto de enfermedad en el viaje; pero apenas tenía alguna idea muy escasa de lo que es enfermedad, firmemente persuadido a que nosotros moríamos como todos los demás animales, o por flaqueza o por pesadez sobre el instante mismo de ir a expirar, excepto el caso de una herida. Para prevenirle con alguna instrucción de nuestra naturaleza y origen de las enfermedades, le declaré que comíamos sin tener hambre, bebíamos sin sed y pasábamos las noches enteras en lieber licores ardientes, que no encontrando sustente en el estómago, le estragaban, nos abrasaban las entrañas, y se difundía por todo nuestro cuerpo una flaqueza y angustia mortal. Que algunas de nuestras mujeres tenían cierto veneno que partían con sus amigos, y que esto mal funesto, como otros varios, nacían a veces con nosotros mismos, heredados con la sangre.

En fin, que sería nunca acabar el intentar pintarle todas las enfermedades a que estábamos sujetospues había cuando menos quinientas o seiscientas respectivas a cada miembro, y una infinidad de ellas correspondientes a cada parte, fuese interna o externa.

-Para curar estas enfermedades-proseguí-tenemos yahous que consagran su vida únicamente al estudio del cuerpo humano, tratan de extirparlas por medio de medicamentos eficaces, y luchan con la Naturaleza por alargar nuestros días.

Como era del gremio, expliqué con gusto a Su Honor el método de nuestros médicos, con todos los misterios de la medicina.