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biese tierra de la otra parte de las aguas, como que un vil rebaño de animales fuese capaz de conducir a su voluntad sobre este elemento un edificio de madera tan grande. Apenas, decía él, un houyhnhnm podría hacer otro tanto, y en tal caso no fiaría su dirección a los yulous.

Yo sabía que esta voz houyhnhnm, que en su lengua significa el caballo, traía su etimologia de la perfección de la Naturaleza, y así no quise responderlo más sino que, desconociendo aún muchas frases, me reservaba para otro día el darle parte de cosas que le pasinarian. Entonces exhortó a la señora yegua su esposa, a los señoritos potro y potranca sus hijos, y a todos sus domésticos a que concurriesen con celo constante a perfeccionarme en el idioma; y aun él mismo destinó dos o tres horas diarias a esta ocupación.

Eran continuas las visitas de caballos y yeguas de primera distinción que, informados de que en casa de mi amo había un yahou prodigioso, que hablaba como un houyhnhnm, y en cuyas expresiones y modales se percibía algún vislumbre de razón, acudían llenos de curiosidad; y como todos me preguntaban (con proporción a mi talento), y me veía precisado a contestarles según podía, todo esto contribuyó a instruirme y ejercitarnie, de suerte que al cabo de cinco meses no me quedó que aprender para explicarme como quería sobre la mayor parte de sus cosas.

Algunos de los concurrentes hallaban dificultad en creer que fuese un verdadero yahou, atendida la diferencia de mi piel; pues decían que sólo se advertía semejanza en la que cubría mi cara y manos, aunque sin pelo. Sólo mi amo sabía este secreto que un accidente ocurrido pocos días antes me había obligado a descubrirle, y hasta entonces había podido ocultar por el temor de que me confundiesen con sus yahous.

Ya dije al lector que por las noches aguardaba a