Página:Viajes de Gulliver (1914).pdf/182

Esta página no ha sido corregida
— 181 —

E porio del Japón por ver si lograba la proporción de volver a Europa, confiado en el comercio que allí hacían mis compatriotas los holandeses; y que así suplicaba a Su Majestad se digna'se hacerme conducir con seguridad a Nagasaki, lispensándoine al mismo tiempo (pues la recomendación con que me había honrado el rey de Luggnagg a todo alcanzaba) de la ceremonia de ultrajar al Crucifijo, que obligaban a practicar a todos mis paisanos, puesto que yo no iba al Japón para traficar, sino de paso para Europa.

No dejó de preocupar a Su Majestad Japonesa esta última gracia que le pedía, reconviniéndome con que era el primero de mi pais a quien le había ocurrido un escrúpulo semejante, lo cual le hacía dudar de que yo fuese un verdadero holandés como le había asegurado, que más bien sospechaba fuese cristiano. Sin embargo, atendiendo a la razón que le había alegado y principalmente a los respetos del rey de Luggnagg, tuvo a bien el emperador, compadecido de mi escrúpulo y singularidad, condescender con mi súplica, con tal que procurase el disinulo, respondiéndome que da ría orden a los oficiales encargados de la observancia de aquel uso para que me dejasen pasar como por descuido; pero que a nadie interesaba más que a mí el secreto, porque, si mis compatriotas llegaban a entender la dispensa que había obtenido y el escrúpulo que había concebido contra ellos, me matarían a puñaladas en el viaje.

Di las más humildes gracias a Su Majestad por favor tan singular; y estando justamente para marchar a Nagasaki ciertas tropas, el oficial comandante fué encargado de mi conducción, con una instrucción secreta sobre el asunto.

Elde junio de, después de un viaje largo y penoso, llegué a Nagasaki, donde encontré una compañía de holandeses que habían salido de Amsterdam para negociar en Amboina, los cuales estaban