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~continua de los siruldbruggs había preservado a sus habitantes de este necio amor a la vida.

-El sistema de conducta--prosiguió diciendoque os proponéis en la suposición de vuestra inmortalidad y que nos habéis pintado en este instante, cs ridiculo, y totalmente opuesto a la razón. Contáis sin duda con que en ese estado gozaríais de una juventud perpetua, de una lozanía y salud inalterable. ¿ Pero se trataba de esto cuando os preguntamos qué haríais si hubierais de vivir eternamente? ¿Hemos supuesto nosotros que no os envejeceríais jamás, y que vuestra pretendida inmortalidad sería una primavera eterna?

A continuación me hizo el retrato de los struldbruggs, diciéndome que seguían a los mortales y vivían como ellos hasta la edad de treinta años. Que después iban cayendo poco a poco en una negra nelancolía que crecía con la edad hasta que llegaban a los ochenta años, en la que, no sólo vivían sujetos a todas las enfermedades, miserias y debilidades que arrastra la vejez, sino que la dolorosa idea de su miserable caducidad sin fin los atormentaba tan cruelmente que en nada encontraban consuelo. Que a más de ser, como todos los demás viejos, tercos, caprichudos, avaros, enfadosos y charlatanes, no amaban a otros que a sí mismos, renunciaban a las dulzuras de la amistad, no tenían inclinación a su hijos, y en pasando de la tercera generación no reconocían ya su posteridad. Que la envidia y los celos los devoraban incesantemente que la vista de los placeres de que gozaban los jóvenes mortales, sus entretenimientos, sus amores, sus ejercicios les daban en cierto modo la muerte a cada instante, y hasta la muerte misma de los ancianos que pagaban el tribunto a la Naturaleza, excitaba su envidia y los precipitaba en la desesperación, por cuya causa, siempre que veían hacer un funeral, maldecían su suerte y se quejaban "