Página:Viajes de Gulliver (1914).pdf/171

Esta página no ha sido corregida
— 170 —

de mi intérprete. Entonces le mandaron entrar, y con su auxilio pude responder a todas las preguntas que Su Majestad me hizo durante una media bora, explicándome yo en balnibarbiense y traduciéndolo mi intérprete en luggnaggiense.

El rey quedó muy complacido de mi conversación y mandó a su blisfmarklub o camarero mayor me diese cuarto en palacio con mi intérprete, un diario para la mesa y un bolsillo lleno de oro para mis gastos menudos.

Tres meses permanecí en aquella corte por obedecer a Su Majestad, que me colmó de agasajos, haciéndome ofrecimientos muy ventajosos para obligarme a establecerme en sus Estados: pero yo me juzgué más obligado a agradecerlos y pensar en volver a mi país a pasar el resto de mis días al lado de mi amada esposa, que había carecido tanto tiempo de las dulzuras de mi compañía.

IX

DE LOS STRULDBRUGGS O INMORTALES Los luggnaggienses es un pueblo muy civilizado y muy valiente, y aunque tengan algo de aquel orgullo que es común a todas las naciones de Oriente, son, por lo menos, atentos y corteses con los extranjeros, especialmente si son bien recibidos de la corte.

Principié a adquirir conocimientos, uniéndome con aquellas gentes del gran mundo y de buen humor, que, por medio de mi intérprete, me instruían y deleitaban con su conversación a un mismo tiempo.

Uno de ellos me preguntó un día si había visto algunos de sus struldbruggs o inmortales. Respondile que no, pero que me dijese cómo habían podido dar tal nombre a los humanos. Entonces me refirió que algunas veces, aunque raras, nacía en una familia un niño con cierta mancha roja y redonda directa-