Página:Viajes de Gulliver (1914).pdf/130

Esta página no ha sido corregida
— 129 —

tido una pasión tan fuerte por viajar. La única dificultad que se presentaba era el consentimiento de mi mujer, que, por último, pude obtener sin demasiado trabajo, porque no quería privar a sus hijos del provecho que podía resultarles.

Nos hicimos a la vela elde agosto de, y llegamos al fuerte de San Jorge el primero de abril de; allí descansamos tres semanas para que se repusiera nuestra tripulación, que la mayor parte iba enferma. Continuamos luego para Tonquín, donde pasamos también algún tiempo, porque nuestro capitán deseaba surtirse de algunas mercaderías que no podían acopiarse en pocos meses. Para subvenir en algún modo a los gastos de esta larga detención, compró un barco cargado de diferentes géneros, con que los tonquineses hacen su ordinario comercio en las islas vecinas, y poniendo en él cuarenta hombres, inclusos tres del país, me hizo su patrón con licencia por dos meses mientras él evacuuba sus negocios en Tonquín.

Aun no hacía tres días que navegábamos cuando se levantó una borrasca tan fuerte que en cinco días no cesó de impeler la embarcación hacia el Nordeste, y en seguida al Este. El temporal se calmó algún tanto, pero el viento Oeste seguía soplando con bastante fuerza. Siete días después, habiéndonos dado caza dos piratas, no tardaron en alcanzarnos, pues el barco iba tan cargado que no pudo huir, ni nos fué posible hacer la maniobra necesaria para defendernos.

Los dos piratas vinieron a bordo, y, entrando en nuestro barco a la cabeza de su gente, nos encontrarou echados boca abajo a todos, como yo había mandado, en cuyas circunstancias se contentaron con atarnos, y poniéndonos una guardia empezaron a registrar todo el barco.

Advertí entre ellos un holandés que parecía tener alguna autoridad, aunque no se le veia mandar, y coGULLIVER.