Página:Viajes de Gulliver (1914).pdf/104

Esta página no ha sido corregida
— 103 —

.

posición, teníamos diferentes conferencias. Un día me tomé la libertad de manifestar a Su Majestad que el menosprecio que había concebido de la Europa y resto del mundo no me parecía digno de las excelentes cualidades que adornaban su alma; que la razón era independiente del tamaño del cuerpo, y que antes bien habíamos observado en nuestro país que las personas de mayor talla no eran regularmente las más ingeniosas; que entre los animales la abeja y la boriniga gozaban la reputación de ser más industriosas y sagaces; y, en fin, que por desprecio que hiciese de mi figura, esperaba, no obstante, rendir grandes servicios a Su Majestad. El rey me escuchó con atención, y mirándome de distinto modo, parecía no querer ya medir mi espíritu por mi talla.

Me mandó que le hiciese una relación exacta del gobierno inglés, expresando que por muy prevenidos que estuviesen los príncipes, como es regular, en favor de sus máximas y costumbres, tendría mucho gusto de saber si había en mi país alguna cosa que imitar. Considere mi amado lector cuánto hubiera celebrado yo en este lance ser un Demóstenes, un C₁cerón para poder con su talento y elocuencia pintar dignamente a Inglaterra, mi patria, inspirando la más alta idea de ella.

Principié mi relación por la descripción de nuestros Estados, que consistían en dos islas, que formaban tres poderosos reinos, bajo un solo soberano, sin contar nuestras colonias de América. Me extendí = cuanto pude sobre la fertilidad del terreno y temple del clima. Expliqué sucesivamente la constitución dei parlamento inglés llamado la Cámara de los Pares, personajes de la sangre más noble, antiguos poseedores, y señores de las más bellas tierras del reino; el esmero con que se trataba su educación con respecto a las ciencias y a las armas, para hacerlos capaces de poder ser consejeros natos del rey y del reino, de te-