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SIGUE NOTA (1) DE PÁJ 304, DIA 22 DE ENERO DE 1792

    carácter alevoso de los indios, abrigaba sérios temores por su seguridad.

    Así vemos que las dos partes se hallaban en un estado de escitacion i mútua desconfianza. El autor describe mui bien esta situacion i el desarrollo de las relaciones entre ellas, de modo que tenemos que agregar poco a este cuadro vivo de una orijinalidad encantadora, que echa luz sobre las ideas i apreciaciones de un pueblo primitivo.

    Felizmente el buen tacto desplegado por ambas partes convirtió luego los recelos en relaciones mui cordiales, a lo menos en apariencia.

    Rindiendo cuenta a la importancia del fausto encuentro, le celebraron con una fiesta improvisada, a la que coadyuvaron cada parte a su modo con el canto de las mujeres i los tiros. Lo mas curioso fué que procedieron en ella con cierta etiqueta: los pellones negros del cacique significaban indudablemente la concesion de un alto honor. "La mayor cortesia que se le hace aun huésped es ponerle un pellejo de carnero en el suelo en que se siente" i brindarle chicha para beber (Rosales i Gonzalez De Nájera[n 1]). El regalo de corderos del cacique a Menendez, como jefes los dos, i de los dos indios, que, habian visto o habian sido vistos respectivamente por los nuevos huéspedes, a personas de rango análogo en la comitiva, obligando de preferencia unas con otras, es una manifestacion orijinal de finura diplomática.

    El cordero gordo es un corolario del pasto abundante que hallaron en la venida, i da una idea mui favorable de la escelente calidad de los terrenos de la comarca para la crianza de animales.

    La sal que se les propinó en esta ocasion era de superior calidad. No es raro que una tribu salvaje use sal; es natural que un pueblo que se alimenta solo de carne, necesite para su buena dijestion la sal que llama de preferencia la secrecion del ácido clorhídrico tan esencial para ella. Menendez no dice nada sobre la procedencia de esta sal. Hemos visto ántes por las relaciones de los P. P. Rosales i Havestadt i de D. Luis de la Cruz que hai minas de sal de piedra en el rio Neuquen; abundan tambien las salinas en diferentes partes de la Patagonia; no se infiere pues de donde la hayan traido [n 2].

    "El cacique principal" se llamaba "Mancúuvunai", nombre de infausta memoria, porque es idéntico al del presunto o verdadero asesino de los P. P. Guillelmo i Elguea. Como el cacique, que hizo un papel tan terrible en la historia de la mision, vivió en el mismo lugar i ejerció tambien


  1. Citados por J. T. Medina, Los Aboríjenes de Chile, 1882, p. 176.
  2. Véase sobre minas de sal i salinas: Villarino Angelis t. VI. Diario p. 33: salinas del rio Colorado; Poeppig, l. c. t. I p. 378, 454: Darwin, edic. alem. t. I p. 73: salinas cerca del Carmen: Cox, l. c. p. 238. Moreno, Apuntes preliminares, p. 28: minas de sal; el mismo, Patagonia Austral, p. 195: salinas al Este del rio Limai.

    No deja de ser interesante que al lado de estos indios que viven de la carne i consumen sal, sus vecinos de la costa del Pacífico, los chonos, calenes i fueguinos que se alimentan de los productos del mar, caracterizados por Ladrilllero con mucha propiedad como "indios pescadores", no la usan. Véase Diario de Juan Ladrillero, Amunategui l. c. t. I p. 431; Dr. Hyades citado en el "Anuario Hidrograf" t. IX, 1884 p. 370.