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SIGUE NOTA (1) DE PÁJ 291, DIA 19 DE ENERO DE 1792

    La marcha fué mui provechosa bajo el punto de visto botánico, puesto que las especies recojidas i vistas dieron la primera ve< una, idea de le flora enteramente desconocida de la rejion subandina oriental de la Cordillera. Encontramos los coihues i colihues del Oeste, pero ademas no ménos frecuente el cedro a que acabamos de aludir, el que se hallaba aquí en toda su lozanía i de diámetro algo mayor, alcanzando a mas de dos piés. En los zanjones húmedos noté quilas tan gruesas como las de Llanquihue. Llamó mi atencion un arbusto con hojas i madera aromáticas, que el Dr. Philippi no pudo clasificar por carecer de flor. Habia plantas ("Azara microphylla, Cynoctonum myrtifolium") que se encuentran en igual latitud al Oeste de la Cordillera, pero algunas otras como un helecho (Cheilanthes chilensis), el Pichi (Fabiana imbricata) i la "Collomia gracilis" habitan la Cordillera del centro de Chile i faltan en el Sur del pais, hecho importante para la jeografia botánica a que me he referido ántes al hablar de la "Libocedrus chilensis" [n 1]. Como planta de adorno se hacia notar la "Mutisia patagónica Ph" por sus flores anaranjadas oscuras. Esta flor es apreciada aun por los indios, de modo que ellos la trajeron de la otra banda como una novedad a mi amigo el botánico Mr. Richard Pearce cuando se hallaba en el paso de Ranco (1861).

    El terreno de la Península, aunque llano en jeneral i poco elevado sobre el nivel del lago, no disimula el carácter de cordillera por los peñascos que salen en muchas partes a la luz.

    Habiendo atravesado el ancho de la península obtuvimos en su orilla opuesta una espléndido vista sobre la mayor parte del lago Nahuelhuapi: vimos la Cordillera al Oeste, todo el anchuroso brazo Norte, con su gran isla, sus ensenadas i sus islas pequeñas. i una parte del Este; solo el Sur nos quedó velado. Mi compañero Hess dibujó en el mismo punto una vista de este grandioso panorama. Su lápiz artístico hizo de ella un cuaro de la mas esmerada ejecucion destinado a servir de pareja a su vista del Tronador que adorna nuestro libro. Fué mui sensible que elle se haya perdido para siempre, habiendo sido destruida hace pocos años en el incendio del edificio del Congreso, sin haber alcanzado a publicarse; una tentativa mia de conseguir su reproduccion se habia frustrado.

    Pasamos la noche en ese lugar, procurando llamar la atencion de los moradores de la comarca, si es que los hubiera, por una gran fogata. Al dia siguiente volvimos al puerto de la canoa con intencion de embarcarnos, pero fuimos detenidos hasta el tercer dia por el temporal que reinaba en el lego. Finalmente una mañana, ántes de salir el sol, nos pudimos embarcar. Dejamos clavado en la playa del mismo puerto la banderita chilena como símbolo de la posesion de Chile i recuerdo de nuestro avance. A pesar de los esfuerzos hechos posteriormente por Cox i por mi, a consecuencia de la indiferencia con que los gobiernos sucesores de D.


  1. e. l. t. I p. 38.