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SIGUE NOTA (1) DE PÁJ 291, DIA 19 DE ENERO DE 1792

    mentos, lo mismo que en sus reconocimientos de la primera espedicion, no se dirije en derechura al lado opuesto del lago, donde habia de suponer la morada de los indios, sino que entra en un canal o ensenada de órden secundario; parece que llevaba la intencion de esplorar el lago entero para que no se lo puede sustraer ningun punto de interes. Sin embargo esta parte de sus alrededores es quizá la mas importante, porque fué el asiento de la antigua mision i es hoi el punto céntrico del comercio que ha principiado a establecerse en sus orillas.

    Para nosotros tambien fue de una importancia primordial, porque en sus inmediaciones se halla el punto mas distante que alcanzamos en nuestra espedicion.

    Los elementos con que contamos a la llegada a Puerto Blest no nos permitieron construir una embarcacion en regla: tuvimos que limitarnos a fabricar para nuestra escursion por el lago una canoa de un palo de alerce de dimensiones medianas, por no haber hallado otro mejor. De esta manera nuestra esploracion se redujo desde aquí a una partida avanzada de reconocimiento. Habiendo buen tiempo i calma, nos embarcamos yo i Fernando Hess con el piloto Pedro Maria Uribe i el indio Juan Currieco (Pichi-Juan).

    No fué sin emocion que plantamos en la pepa de nuestra modesta embarcacion la bandera chilena, con que la señora Jertrudis Maus de Hess, esposa de Fernando Hess, digna matrona que le sobrevive, habia contribuido para nuestra espedicion: como colonos alemanes recien avecindados en Chile nos consideramos mui favorecidos por el alto honor de llevar la bandera de la naciente República por esas aguas que habian conocido solo la de la Metrópoli.

    Fuimos costeando por el lado derecho de la ensenada. La navegacion en la débil canoa a pocos pasos de sus altos precipicios se nos hizo algo larga, porque cada vez que creíamos haber alcanzado ya la última punta de ella, se presentaba otra nueva que habia que rodear.

    Haciendo las observaciones aludidas en la descripcion de la ensenada Blest, llegamos a su fin i atravesamos en seguida el brazo o abra a que entró Menendez, para tomar puerto en el mismo punto en que lo tomó él, que es una pequeña curva que hace la costa por dentro de la punta saliente del Norte; la playa cubierta de piedras admitia apenas nuestra canoa. Justamente en frente teniamos "el estero que entra al Sur por medio de los cerros". Parece que este estero no ha sido esplorado hasta la fecha; el croquis de Menendez le hace rematar en dos brazos; se puede presentir que reciba un rio algo caudaloso i que ofrezca un paisaje grandioso.

    Como al dia siguiente corria viento i marejada, no pudimos seguir embarcados, sino que emprendimos la marcha por tierra en direccion al N para atravesar la punta o península en que nos hallamos i obtener una vista sobre la parte principal del lago.