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tentaba á nuestros deseos, que ya habían llegado á su colmo.

Nuestro amable cicerone, nos presentó á su numerosa familia, y puedo aseguraros que razon había tenido al hacernos su retrato.

Si alguien descubre en cualquier otro punto del Universo mujeres mas hermosas que las de Sopho polis, merece seguramente comer las tortas del refran de los Theopolitanos


CAPÍTULO XVIII
En casa de un Marcialita

Marte no tiene satélite, es decir, no tiene Luna de manera que sus noches carecen del esplendor propio de las noches terrestres, cuando brilla tranquilamente desde el fondo del cielo la amada de Endimion.

Pero en cambio las estrellas reverberan con deslumbrantes rayos y titilan en el intenso oscuro del espacio como flores luminosas entre el musgo de de los bosques, mecidas por las brisas de las sombras.

¿Creid, por ventura que la magnificencia de esas noches de Marte es debido únicamente al fulgor de las estrellas? Nó, Marte tiene un cielo mas vívido, un éter de luz, de donde irradian los espíruts imájenes su dulce palidez, y si á estos reunis