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recordad que es necesario conservar á la cabeza toda la soltura de sua movimientos."

—"Alma del alma... venid á mí!"

Y como si aquel llamado ejerciera un extraño poder sobre el lúmen etéreo, este concentró sus curvas y brilló con mayor fuerza de rayos.

—"Por favor, amigo mio! tomemos las cosas como se presentan, ¿no veis doctor que somos ya habitantes de Marte, y que debemos obedecer á nuetro destino, despues de estar sujetos, como estamos, á todas las peripecias de una nueva vida terrestre? ¿Creis acaso que vamos á remediar nuestras necsidades marciales contemplando espirítus-imájenes?"

"Miáu! Miáu!"

El Doctor volvió en sí;—el Doctor, para quien mis argumentos habian sido inútiles, no pudo resistir al llamado del gato, cuyo poder, desconocido para nosotros, debía ser mayor que el del punto blanco, vivo, suave y puro; y despues de arrancar un suspiro de lo mas hondo del alma, hizo trazar á su nariz un cuarto de círculo y miró á los procesionarios, quienes despues de haber hecho una parada habian emprendido nuevamente la marcha.

—"Venid! venid!" me dijo, "es necesario que formemos parte de esa procesion."

—¿Por qué?"

—"Por una razon muy sencilla. Lo que hemos visto, lo que hemos oido, basta para indicarnos que