sino en cuerpo real y tangible vino á interrumpir nuestra conversacion.
—"Maldito gato; ahora que encuentro un compañero de ostracismo... "
—"Miáu!"
—"Vamos, no quereis que diga ostracismo, eh, señor espíritu-gato?"
—"Miáu!"
—"Doctor, disculpadme, pero creo que este gato pide una naranja. ¿Sería higiénico darsela?"
—"Miáu!"
—"Y se aleja hácia el sudeste, porque creo que aquel es el Sud-este, ¿no os parece, Doctor?"
—"Miáu!
—"Vaya ¡ha querido evitaros la molestia de contestar. Y nos llama, ¿no veis?
—"Y hace un movimiento antero-posterior repetido con la cabeza, como diciendo que sí."
—"Es un gato bastante original."
—"Indudablemente, ¿No creis, señor Nic-Nac, que debemos seguir á ese animal?"
—"Opino como vos, Doctor."
Nos pusimos de pié, y arrojando las cáscaras en la fuente, nos alejamos del frondoso Naranjo, á cuya sombra habiamos hallado un alivio á nuestro cansancio.
—"Doctor, podemos decir que hemos comido la primer fruta."
—"La primera! pues si Adam hubiera hecho lo