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guramente para tener entrada libre en los hoteles de Marte.

Estas ideas me atormentaban; pero la llanura era tan fértil, los frutos tan variados, los arroyos tan cristalinos, los Laureles tan espesos.... que casi no titubeaba en cobijarme, en un momento de apuro, entre los vástagos frondosos del árbol de la gloria; sería una. usurpacion, está bien, pero eso es tan comun, que casi aseguraría que hay mas de un Nic-Nac en este mundo,—digo mal, en el otro.

El descenso del Nevado no solo había despertado mi apetito, sino que tambien me había fatigado. El festin estaba preparado, por mantel los blandos Musgos, por dosel la copa de un Naranjo, por manjar la perfumada fruta, por licor las aguas de una fuente Marcial que acariciaba el brónceo tronco del Naranjo.

Qué fruta tan delicada! y qué bien sienta despues de haber andado saltando entre rocas! y cuán maravillosamente se asimila al respirar una atmósfera como la de aquel planeta, donde no andan flotantes las colerinas ni las enteritis á semejanza de espíritus imájenes.

Pero al llegar á la séptima Hesperidia, sentí que me tocaban el hombro derecho.

—"Hola!" exclamé—"sois vos compañero? opino que ahora podré tomar el alimento que me brindabais en la Tierra despues de morir?"