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de Marte; admiré aquella magnificencia, y saltando de roca en roca, me acerqué al suelo llano, á la vasta planicie, cuyo horizonte perfectamente horizontal, se confundía con algunas nubes que flotaban en el espacio rosado.

La transformacion había sido completa; las influencias exteriores obraban en mi nuevo sér de una manera mucho mas enérjica y aunque recien iba comprendiendo lo que Seele me había dicho anteriormente respecto de la disminucion del peso de los cuerpos en el planeta Marte, no por eso dejaba de experimentar punzantes dolores cuando desprecavidamente chocaba. con alguna roca del Nevado.

Las aves, por otra parte, abandonaban el espeso ramaje de los Laureles, y en vez de alejarse como antes lo habian hecho al contemplar nuestros trajes negros, talares, se acercaban á mí y me invitaban á acompañarlas en sus trinos; pero aunque hice varios ensayos por imitarlas, no me fué posible; algunos Avestruces,—porque en Marte tambien los hay—reían al examinar mis gestos imitativos. ¡Cómo nó!... espíritu-imájen...

"Vamos, vamos,—esto no va tan mal," dije para mí mismo, cuando noté que mi espíritu iba familiarizándose con aquella Naturaleza; porque debeis saber que es algo molesto convertirse en ave de rapiña etérea y andar trazando espirales, como si no