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había sido nada menos que el compañero del gato negro, ¡del gato! ¡de la imájen de la perfidia!

—"Podeis pensar, pues leo en vuestro pensamiento, todo lo que mejor os plazca, pero os aseguro que mi arrogancia Marcial está muy por encima de vuestras conjeturas."

"El génio de la montaña es bastante familiar...."

Y aunque Seele leyó tambien esta idea, no dejó de agradarle, pues aquella complacencia con que los que se creen superiores alhagan á sus presuntos inferiores en la Tierra, se manifiesta en Marte del mismo modo: por una sonrisa.

Seele sonrió, y la niebla fosforescente que le envolvía con resplandores mas extraños aun, brilló con mayor intesidad.

Una porcion de aquella niebla rodeó mi cuerpo tambien, y un nuevo fragor de la montaña anunció que había llegado el momento de partir... sí, partir, pues mis resplandores visibles solamente para mí y para Seele en aquel instante, eran como una cesion de poder, como una trasmision de fuerza.

Saludé al Sr. Seele y me retiré por la misma galería por la cual había entrado, y cuando hube llegado á las nieves perpétuas, es decir, cuando ya hube salido, sentí frío.

Miré al valle, y contemplé una vejetacion lujosa y espléndida que brotaba de cada uno de los poros