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Allá en la tierra queda mi cuerpo rodeado por lo que era mi familia.

Junto á la mesa en que escribía, el médico que contribuyó á libertar mi espíritu, contempla azorado una hoja de papel sobre la cual van apareciendo estas líneas espontáneamente.

Es mi génio subordinado quien las traza. Pero el médico no percibe al génio ¿por qué?.........

Ah! qué horror!
Ese médico no tiene imágen.
Ese médico no tiene fisionomía.
Yace tendido en el suelo.
Acaba de espirar de espanto.
Su espíritu, su imájen, flota tambien en el éter de las almas libres.

CAPITULO IV
el torbellino

Libre! libre!

Lo siento y lo comprendo, pero lo comprendo y lo siento con los sentidos del alma, cuya fuerza se desarrolla á medida que me alejo del centro de mi accion antes mortal.

La noche va girando alrededor de la Tierra á semejanza del rayo de una rueda, y los continentes y los mares se envuelven un momento entre la som-