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no decir la verdad. Al trasmitirme el lenguaraz las preguntas sobre quién era, i de dónde venia, le contesté que era ingles, marino, en viaje para Patagonia (así llaman ellos al Cármen) i despues a Buenos-Aires con el objeto de dar un poder a un hermano que allí tenia para cobrar de Inglaterra un dinero heredado. Díjome que habiendo una mar grande por donde andaban los ingleses ¿por qué no me habia ido embarcado para Buenos-Aires? o que habiendo camino en las pampas ¿por qué no habia hecho el viaje por tierra? A estas razonables objeciones contesté que los buques ingleses tocaban en Chile i seguian para el Norte, tardando dos años hasta Inglaterra, viaje demasiado largo para emprenderlo; i si yo me habia venido por el Limai no por tierra, era porque mi profesion me lo habia exijido así; no estando como marino que era, acostumbrado a andar acaballo, i que por los libros de los antiguos españoles habia sabido la existencia de ese rio i el poco tiempo que se necesitaba para ir a Patagónica navegando sus aguas. El cacique hizo mencion entónces con los recuerdos de su padre de la espedicion de Villarino por el rio Negro i de la mision de los jesuitas en Nahuel-huapi, despues en un tono el mas enojado me dijo que si no sabia que merecia la muerte por haberme venido a sus tierras sin permiso alguno, tratando de pasar escondido como andaban los hombres malos, que eso probaba lo poco amigable de mis intenciones: le contesté que las aguas por donde habia navegado eran de las nieves de Chile i pertenecian a ese Gobierno que me habia dado el permiso necesario para recorrerlas; que no era la primera vez que trataba con indios, que habia visitado a los Huaicurúes de Magallanes (tribu que entre ellos tiene gran reputacion de ferocidad) que habia vivido con los indios negros del Brasil, indios que tenian ocho hileras de dientes, una larga cola i que comian carne humana, i en medio de esa jente tan temible habia hallado la mas amistosa hospitalidad; esa misma persuasion me asistía para con los indios pampas i al venir solo, a reclamar su proteccion, demostraba la confianza que tenia en el buen corazon de los habitantes del desierto: que mui léjos de haber querido pasar ocultamente por el Limai, mi intencion habia sido detenerme en su confluencia con el Chimehuin para tratar con los indios i esto lo atestiguaban los regalos que traia con ese objeto; i diciendo esto, saqué de la mochila los prendedores, cuentas i demas chicherias i estendi todo a su vista, agregándole que eso era bien poco, pero que si hubiera venido de Valdivia con mulas i no a pié como habia venido hasta Nahuel-huapi, habria traido mucho mas. Al mismo tiempo le