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do ningun ruido, el rio Frio no debe tener cascadas. Miéntras tanto la jente se ocupaba en calafatear el bote i hacer los remos: la estopa es la materia filamentosa que se estrae del alerce. Este árbol es como el camello entre los animales; produce la mejor estopa incorruptible i una resina olorosa. Con la carpa hicimos una vela i a las tres de la tarde, con grande alboroto echamos el bote al agua i le bautizamos con el nombre de Aventura. La celebracion fué digna de nuestros recursos, un tiro de escopeta reemplazó a las descargas de artillería, acompañamiento indispensable de estas fiestas, la música militar fué la guitarra i el flageolet. A las tres, cinco minutos, treinta i seis segundos P. M. segun cronómetro, la Aventura se lanzó al agua haciendo olas de espuma. Dios te dé larga vida, modesta pero útil embarcacion, que las rocas del Limai te sean blandas.



CAPÍTULO III.
Preparativos.—Despedida.—Lago de Nahuelhuapi.—Temporal.—Botes de gutapercha.—Bahía del Noroeste. —Primer accidente.—Punta de San—Pedro.—Isla Larga.—Segundo accidente.—Puerto del Venado.—Camino de Bariloche.—Tercer accidente.—Vestijios de indios.—El desagüe.—Emociones.—Escursion.—Retratos de los peones.—El perro Tigre.—Arribo a la boca del rio Limai.—Antigua mision.—Preparativos.—Navegacion del rio.—Seccion transversal.—Accidente.—Dificultades.—Gran rápido.—Naufrajio.——Crítica situacion.—Indios.—Marcha a los Toldos

4 de enero.—El 4 de enero por la mañana, amanecimos llenos de ardor, pero el tiempo era malo i fué preciso esperar. Los que se iban a la colonia con Vicente Gomez hacen sus preparativos de marcha. Eramos siete los que ibamos adelante, yo, Lenglier, el carpintero Mancilla, que debia cumplir con el cargo importante de timonel, i cuatro bogadores: José Diaz, Juan Soto, Séptimio Vera, i Antonio Muñoz que tenia el sobrenombre de "gordo". Antes de separarme de Vicente Gomez, que se comportó mui bien en la ejecucion del contrato que habiamos hecho, le hice entender delante de todos, que la embarcacion en que iban a pasar al otro lado del lago de Todos los Santos, debia permanecer allí: que no queria bajo pretesto alguno, que se tomase ninguna determinacion para saber de mi, que en todo caso se debia suponer el feliz éxito de la espedicion. De esta manera cortaba toda comunicacion; era imposible pues pensar en volver atras. En una palabra, habia quemado mis naves. Por este medio, aunque aventurado, me aseguraba la resolucion de mi jente: