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diente por las nieves del invierno, como bayonetas, nos estorbaban la marcha, torrentes profundos nos detenian a cada paso. Llegamos como a las dos de la tarde adonde cesa este declive, i en donde principiaotro mucho mas pendiente. Este lugar forma como una meseta, sembrada de planchones de nieve. Aqui nos detuvimos para respirar, el bosque era ménos tupido; habia mas aire.

Media hora despues, continuamos. Esta vez ya no andabamos, sino que nos izabamos tomándonos de las ramas. Las del canelo acostadas en el suelo i humedecidas por la nieve hacian resbalar los pies a cada paso i por tres o cuatro que dabamos, avanzabamos solo uno; nos deteniamos a cada diez varas, unas veces para desenredar la carga, otras para descansar. La vejetacion iba disminuyendo considerablemente en cantidad, calidad i tamaño; plantas de papas silvestres crecian en medio de los coligües;[1] este hecho confirmará el oríjen chileno de esta planta. La haya antartica habia principiado. El único árbol que le acompañaba era el coigüe para concluir inmediatamente; el canelo, árbol grande en el pie, aquí no era mas que una planta de ocho a diez pulgadas de largo. De esta manera, subimos otro escalon semejante al primero i llegamos a la cima que estaba toda cubierta de nieve. Algunas hayas, mas pequeñas que las de abajo, mostraban sus tortuosas ramas. Pude esplicarme entónces la diferencia de aspecto que hai entre las ramas de las hayas de la cima i las de abajo; estas crecen al principio debajo de la nieve, arrastrándose por el suelo; se elevan algo en los meses de Febrero i Marzo; pasan asi tres o cuatro años ántes de sobrepujar a la nieve que apreta i peina a las demas ramas que se pronuncian, i entonces desviadas de su direccion, se inclinan hácia el suelo formando una especie de quitasoles de verdura. Marchando por encima de la nieve, llegamos al espacio situado entre el cerro de la Esperanza i el Doce de Febrero, llamados así por los primeros esploradores. En este lugar tuve un espectáculo magnifico: me hallaba a la altura de unos 1500 metros sobre el nivel del mar: mirando hácia el valle del Peulla, tenia a mis piés el boquete ciñendo la base del cerro en que me hallaba i resaltando como una ancha cinta de un verde claro sobre el verde oscuro de los árboles que tapizaban las montañas vecinas: mas al oeste, engastada entre cerros, una parte del lago de Todos los Santos sobre la que reflejaba su cabeza la nevada cumbre del volcan Osorno; densas nubes cubrian la cima del Calbuco: a mi izquierda, el pico imponente del Tronador con sus nieves eternas, dejando escapar los veíntisqueros que forman

  1. Chusquea valdiviensis (Desvaux.)