Página:Viaje en las rejiones septentrionales de la Patagonia.djvu/26

Esta página ha sido validada
— 16 —

huéspedes, trató de librarse de ellos, i les negó cuanto pedian. Irritados los indios con esta negativa, de amigos de los españoles que hasta entónces se habian mostrado, se tomaron sus mas encarnizados enemigos, i ya solo pensaron en incomodarlos, haciéndoles todo el daño que podian. Por otra parte sospechaban las intenciones de los españoles i temian que aquellos advenedizos los desposeyesen de sus tierras, sospecha en que vino a confirmarlos un marinero que se habia desertado de las chalupas, quien les resveló el plan de los esploradores para atraérselos con el fin de que, si trataban de aprehenderlo, le prestaran su ausilio. Todo esto exasperó mas su ánimo predispuesto a la venganza i resolvieron hostilizar a los españoles por los medios que estaban a su alcance. Se adelantaron a las embarcaciones i fueron talando los prados naturales de yerba que por alli crece con lozania, i cometiendo mil jénero de hostilidades que mantuvieron a Villarino i su comitiva en una continua alarma durante todo aquel tiempo.

A esta razon el intrépído jefe de la espedicion comenzó a temer por el porvenir. Ahora presenciaba los hechos; palpaba los obstáculos con que tenia que luchar; conocia la insuficiencia de los medios de que podia disponer, veia a la tripulacion estenuada por un trabajo tan asiduo como fatigoso, i sobre todo estaba mui desengañado del carácter amistoso i hospitalario que al principio habia supuesto en las hordas salvajes que encontraba en la orilla del rio. Se persuadió de que talvez se esponia a demorarse un tiempo indefinido en su espedicion para no lograr un fruto de ella, si continuaba sin contar con otra cosa que con los recursos de que actualmente podia disponer, i que ya empezaban a escasearle. Determinó, pues, no pasar adelante hasta no haber enviado al Cármen por nuevos auxilios e instrucciones que le permitieran proseguir adelante.

Miéntras aguardaba la contestacion de don Francisco Viedma, gobernador del Cármen, resolvió volver a Choelechel porque creyó debia elejir un lugar seguro contra los ataques de los naturales que tanto los habian incomodado, i en aquella parte existia un paraje naturalmente defendido. Luego que hubieron llegado al lugar designado, se apresuraron a rodearlo de una barrera que los pusiese a cubierto de las fechorías de los indios, i para mayor seguridad hizo Villarino que toda la tripulacion se encerrase allí con lo que tenian. Tranquilos por esta parte con aquel simulacro de fortaleza, denominada por los esploradores fuerte de Villarino, pero que creían suficiente para detener las invasiones de los salvajes, esperaron