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donde yo estaba; los demas indios se habian reunido en tres grupos i habian tambien hecho sus fuegos. Me preguntaba yo, mirando al rededor, en dónde estaban los árboles que iban a proporcionar los asadores; no teniamos a la mano mas que unos tres o cuatro arbustillos que nos proveian de chamiza para el fuego, pero que no contenian rama alguna a propósito para ese fin; pero yo no contaba con la industria de los indios, cuando no hai asadores suplen las piedras, i éstas no faltan en la pampa: se las enrojece al fuego, se abre con el cuchillo el pedazo de carne que se quiere asar, se introducen las piedras, i en seguida se pone todo al fuego; así se cuecen el interior i esterior bien que mal, i asi satisfacen la primera hambre. El plato delicado era en el que trabajaba nuestro amigo Marihueque: habia introducido en el esqueleto de un choique piedras enrojecidas, grasa, del animal i habiéndolo atado lo puso sobre otras piedras candentes. Los pedazos de grasa derretidos formaban con la sal que se habia puesto, una salsa en el fondo del esqueleto. Una vez cocido se distribuye a todos los circunstantes un pedazo de carne i otro de gordura i cada uno a su turno sopea en el esqueleto que sirve de salsera. Miéntras tanto se asaban con concha i todo unos cuantos quirquinchos que debian servir de postres; la carne de quirquincho se parece a la de puerco lechon; ella terminó dignamente el sháscuntun, asi llaman los indios a esta manera de cocinar. Para hacer la dijestion, se encendieron las cachimbas, precaucion que no era inútil; los indios nos habian prevenido que la comida de choique era mui indijesta a causa de lo mui gorda que es, asersion que corroboró nuestro estómago. Encendidas las pipas principió la conversacion. Entre cazadores civilizados cada uno se habria apresurado a contar las hazañas de la jornada, pero los indios tienen otro carácter, ninguno dijo que habia muerto mas que los otros ni boleado con mas destreza; se habló de cosas indiferentes: Inacayal en sus viajes habia oido hablar de unas cuantas cosas productos de otros países sobre los cuales me hacia cuestiones; las naranjas del Brasil, serpientes, indios con el cuerpo negro, leones, etc. De todos los animales el que mas hiere la imajinacion de los indios, como de todos los pueblos, es la serpiente. La serpiente es un ser aparte de la creacion, sea en bien o mal tanto para el bracma de la India como para el hijo de las Pampas i el Ejipcio. Para los indios de la Pampa es un enviado del mal espíritu que se debe siempre matar cuando se le encuentra i mis auditores no habian visto sino pequeñas. Cuando les contaba las proezas del boa constrictor, la estupefaccion se pintaba en sus semblantes, abrian la