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En el llano, habia un pequeño lago en donde estaban unos canquenes. Este lago es el que nosotros llamamos el lago de los Canquenes, i el cerro elevado, el cerro de la Esperanza, denominado así por Vicente Gomez en 1855, porque de su cima pudo divisar la estensa faja de agua azul de Nahuel-huapi. Llegó en fin a las orillas del lago, justamente un mes despues de haber dejado a Chiloé; el padre Melendez construyó una piragua, cuyos restos he hallado, navegó directamente al Este, en una ensenada larga, tocó en una isla, despues en otra mas al Norte. Se dirijió en seguida al Sur, i desembarcó despues de haber pasado un pequeño estrecho. De allí entraron, el padre i sus compañeros, en una pampa en que encontraron a unos indios que les dijeron que los restos de la mision se encontraban a cinco cuadras del desagüe. El padre Melendez volvió en seguida a Chiloé i escribió una relacion de su viaje, que tengo a la vista. Uno de sus compañeros era el jóven Olavarria, que he conocido ya anciano en Puerto-Montt i que me dió noticias preciosas, casi todas exactas. No he podido dejar de admirar la memoria asombrosa del buen anciano, el cual sesenta años despues de estos hechos podia darme indicaciones tan precisas.

En los siguientes párrafos hablaremos del rio Negro que recibe las aguas del lago, del Villarino que esploró sus afluentes vecinos; del padre Falkner, jesuita, cuya obra sobre la Patagonia dió orijen al viaje del piloto español; i de Descalsis que lo remontó setenta leguas en 1833.

II.

El padre Falkner en 1774.—Don Basilio Villarino en 1782.—Descalsis en 1833.

El padre Falkner era ingles de nacimiento: al principio estudiante de medicina, fué a Cádiz, se embarcó en un buque español i vino a América; cayó enfermo en Buenos-Aires i fué atendido por unos jesuitas; el agradecimiento lo comprometió en la órden, i entónces con el doble carácter de misionero i de médico, segundo título que le fué de una grande utilidad entre los naturales del pais, principió a viajar en la parte sur del continente. Despues de cuarenta años de residencia, vuelto a su patria en 1774, publicó el resultado de sus observaciones en un libro titulado Descripcion de la Patagonia, que se encuentra en la coleccion citada mas arriba de don Pedro Angelis. He podido admirar durante mi viaje la sagacidad de espíritu con que el jesuita se habia penetrado de la configuracion del pais, en medio de