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bre rico, al que tiene muchos animales, prendas de plata; este tiene influencia porque puede mantener cerca de sí a muchos mocetones, que se irán luego que no tengan mas de lo que necesitan cerca del jefe que han elejido voluntariamente. El comunismo, pero al mismo tiempo la libertad, existe de hecho en la pampa. En el Caleufu, si se mataba un animal, se repartia entre todos; si un indio traia sacos de manzanas de Huechu-huehuin, o alguna harina, su mujer luego hacia la reparticion i la distribuia en los toldos. En donde vive Huentrupan, que se siembra i cosecha, ya no es lo mismo, las ideas de propiedad comienzan a diseñarse. Un dia preguntando al compadre Pulqui, cuya niña bauticé en Huechu-huehuin, cómo se alimentaban los que no sembraban; me contestó "a punta de manzanas."

Por otra parte, no tienen leyes fijas, i a pesar de las cuestiones repetidas que hice a varios indios, siempre he obtenido la misma contestacion. En la vida parecen guiarse mas por el buen sentido que por leyes fijas: jeneralmente la muerte por asesinato se salva con un precio convenido entre las partes adversas, o la muerte del asesino, si no tiene que pagar o es el menos fuerte. El adulterio es excesivamente raro; nunca hemos visto en la toldería del Caleufu, a ningun hombre que hablase de una manera seguida con mujeres ajenas.

En cuanto a la celebracion de los principales actos de la vida; he aquí los detalles que me dió Gabino Martinez: cuando una mujer está cerca del parto, se le construye un toldo aparte, o si no, en otro toldo ya hecho, un compartimento bien cubierto con ponchos. Pregunté a Gabino Martinez que era casado i padre de familia, lo que se pasaba entónces; quien cortaba el cordon umbilical etc., me contestó no saber nada de eso; lo que me probaria que la aproximacion del lugar a donde está la mujer que acaba de parir, es formalmente prohibida a los hombres. Como habia leido en Falkner, que tenian la costumbre de aplicar sobre el pecho del recien nacido el corazon palpitante de una yegua, pregunté a mi amigo Gabino si habia visto practicar esa ceremonia; me contestó que nunca se encontró en esa circunstancia, pero sí, que habia oido decir que esta práctica era mui buena para curar a un niño enfermo del pulmon.

Para dar un nombre al recien nacido, el padre va a ver a una mujer vieja, sea de la toldería, o de otra vecina; le hace un regalo, i le pide que indique un nombre para su hijo. Ya he hablado como componen sus nombres; si hai unos que significan algo, otros no, como el nombre del hijo de Quintunahuel que se llamaba Quiñe-epu (uno-dos).