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el seno las mejores manzanas, i cuya oferta me ponia siempre en tan duros aprietos.

No olvidaré aquí de hablar de Calli-pai, jóven Huaicurú, de horrible figura i que vivia en la toldería. Vendida por su padre, o reducida a la esclavitud, en un malon, habia venido a la toldería, con la primera mujer de Inacayal. La pobre era todo lo que se podia ver de mas asqueroso: cuando comia, se lamia los brazos hasta el codo para no perder nada de la grasa que habia corrido al largo de ellos. Era esclava, pero tratada con bondad por la mujer de Inacayal, su dueña. La sola cosa que la diferenciaba de las otras, era que no podia llevar los mismos adornos que las otras chinas. Fué lo que me hizo reparar mama Dominga una vez que movido de compasion i cediendo a las solicitaciones de la pobre criatura, le habia regalado algunas chaquiras. Pero fuera de eso, de no poder llevar adornos, i que no es poco para una hija de Eva, era tratada bien i no trabajaba mas que Llancuhuel, hija del cacique, ni que las otras chinas del Caleufú.

En la tarde llovió un poco, con granizo, acompañado de truenos i relámpagos, i a juzgar por la direccion del ruido debió haber estallado una tempestad cerca de Huechu-huehuin. En la noche se veia el Oriente surcado de luces que de cuando en cuando echaba vivos reflejos sobre la pamqa.

Cuando ibamos a acostarnos llegó un chasque trayendo un mensaje para el viejo Huincahual, i en seguida se fué hasta Lalicura.

6 de marzo.—Por la mañana, el viejo Huincahual se despertó mas temprano que de costumbre, i reparamos un cierto movimiento en el campamento. El viejo acompañado de dos indios sus edecanes, habia ido a sesenta metros enfrente da los toldos, i los ocupaba en cavar un agujero. Juan chileno nos informo que habia venido un chasque, trayendo noticias que ocasionaban la rogativa que ibamos a presenciar. El chasque decia que el rayo habia muerto dos caballos ensillados en Huechu-huehuin. El Dios de los Pehuenches estaba enojado, era preciso apaciguarlo por un sacrificio. Por otra parte del Norte venian noticias estrañas. Hacia algun tiempo, que un cacique de los Picuntos habia soñado, i como todos los sueños son incoherentes, este no luce por la coherencia, pero lo relato testualmente, como me lo contó el honrado Juan chileno. Al cacique de los Picantes, en su sueño, se le habia aparecido un hombre ensangrentado que le habia dicho que era la Gallina con pollos (así llaman los indios a la constelacion de las Pleiadas), que todavia estaba peleando contra sus