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Por fin me despedí de los asistentes, i volví a los toldos de Huentrupan; José Vera se volvió a su casa acompañado de Motoco. Para pasar el tiempo me senté a la sombra de un manzano, al lado del viejo cacique: conversando con él, le mostré una lámina, dónde estaba representado el Presidente actual de Chile, con sus cuatro Ministros; el futa troquiquelu, como dicen los indios. Muchos se acercaron, movidos por la curiosidad, i todos, Huentrupan el primero, saludaron al retrato diciendo: mari mari, Presidente. Su admiracion aumentó cuando les leiamos algunas palabras en el diccionario chileno-español, i unas frases de la gramática chilena, palabras i frases en Dugu-Mapu i los rezos, que algunos, principalmente las mujeres, sabian de memoria.

A la noche, volvió Pulqui, que habia ido de chasque a los toldos de los indios en donde estaban mis hombres. Dijo que vendrían al dia siguiente, que les habia hallado ocupados en hacer chicha, i de la cual habia tomado una buena racion, porque el honrado Pulqui volvia bastante ebrio.

23 de febrero.—Por la mañana, como no viniesen los hombres, pensamos en la marcha, recomendándolos mucho al cacique mientras volvia yo a ponerlos en camino para Valdivia. Antes fuimos actores de una ceremonia relijiosa; Pulqui, el indio arriba citado, era casado con una mujer bastante buena moza; cuando mui jóven habia servido en Valdivia, i por consiguiente era cristiana. Pulqui en unos de sus viajes a la otra banda, la encontró huérfana en Huequecura; el padre i la madre de Maria habian muerto en la misma noche heridos de apoplejia, causada por el aguardiente. Se casó con ella i tenia una hija de algunos meses. Queria la madre que su hija fuese cristiana, i Pulqui tambien, aunque él fuese moro. Ir a la otra banda a la mision para bautizarla, no era posible, el viaje seria demasiado pesado para la criatura. Como para abrir las puertas del cielo a todo ser viviente, basta derramarle un poco de agua en la cabeza, pronunciand las palabras sacramentales; propuse a María que le bautisaría a la niña; proposicion que aceptó con mucho gusto. El padrino fué Lenglier, la madrina la hermana de José A. Panguilef de la Mariquina. Lenglier tomó la cabeza de la niña entre las manos, la china los pies, i eché el agua pronunciando las palabras de rigor. El nombre que di a la nueva cristiana fué: Isabel del Rosario, Isabel en memoria de una amiga respetable de Santiago, i Rosario porque era uno de los nombres de la madrina. Los indios se manifestaron mas apegados a las formalidades de lo que yo habia pensado. Quisieron que recitase el