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A siete cuadras de la casa de Jhon Dick, que así se llama el subprefecto, hay una pulpería bastante mal surtida y á dos. cuadras de esta, siempre sobre la costa, la comisaría en que nos alojábamos, compuesta por un solo cuerpo de edificio de madera y zinc, ocupada por el comisario y los gendarmes. A los fondos, una pequeña huerta en la que ví algunas legumbres destinadas al consumo, y una línea de carpas y pequeñas habitaciones en que viven algunas indias, mujeres de los gendarmes.

Tal es, en general, la población de Rio Grande, localidad que sigue en importancia á Ushuaia.

El comisario de Rosis, me hizo entrega allí, de los elementos que necesitaba. Doce caballos, aparejos, monturas, carabinas y cuatro ponchos patria, consagrados por la práctica, que, aunque traíamos los nuestros, nos fueron muy útiles, pues el poncho patria es, por la bayeta con que está forrado, el mejor de les abrigos que puede llevarse en las regiones frías.

Preparado nuestro equipaje, el ó de Marzo estábamos listos para partir, ' sólo había que esperar la bajaute del río, pues la caballada tenía que vadearlo.

A las II a.m. vino un gendarme á avisarnos que la marea estaba parada y que debíamos apurarnos; el equipaje fué puesto en un carro de que dispone la comisaría y pasado á la orilla derecha en una chata.

Frente á las casas, el río, próximo ya á desembocar, tiene un ancho de 750 metros y su fondo plano, de pedregullo y arena, permite pasar á caballo de un lado al otro en la baja marea, por el Paso de abajo y el Paso de arriba, que es más corto aunque más distante.

Aún en la marea baja, hay siempre una faja de agua de másde 200 metros, que atraviesan las gentes de la localidad, pero á los que no tienen completa seguridad sobre el caballo, les recomiendo pasen con los botes de las estancias.

Una vez en la orilla opuesta resolvimos no aparejar, pues más rápidamente iría todo en un carro hasta Río del Fuego, mientras, yendo al galope, haríamos campamento en él, antes de caer la tarde.

Salimos de la estancia Primera Argentina á la 1.20 p.m., entrando en dirección á la costa del mar por un potrero de tierra muy pobre, en la que el suelo se presentaba cubierto de troncos de arbustos hechos pedaZOS. A la derecha corría un cordón de lomas, altas apenas de 8 á 10metros, formada por anteriores depósitos del mar, pues en algunos derrumbes, se veía que estaban constituídas por pedregullos y arena en su mayor parte. Esta línea, es continuación de la que, completamente igual, aparece desde la comisaria de Río Grande hasta la Misión Selesiana.

Próxima á las lomas, la vegetación herbacea que crece á su abrigo, reacciona presentándose más alta y tupida, aunque con lijero matiz amarillento.

Viajábamos al galope. A los 50 minutos, dimos el primer descanso á los animales junto á una aguada dulce en que las gramillas se amontonaban, teñidas de intenso verde; 10 minutos después, en la extremidad de la loma que seguíamos y que conservaba su dirección paralela á la