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suelo de la costa, hizo las ocho leguas, llegando con su hijo como sŕ nada hubiese andado.

La fecundidad no es graude: tienen generalmente de 3 á 4 hijos, siendo muy excepcionales los casos en que llegan á S.

Tengo en mi poder una fotografía de una india Yagan cou mellizos, caso considerado como extraordinario..

Desde el día en que la criatura nace, la lleva sujeta por la espalda sobre la suya con un pañuelo—si tiene—doblado en triángulo y abrigada con la misma capa, que se echa encima.

Allí vá el recién nacido á todas partes. Es un parásito, que sólo cambia de sitio para mamar.

Las pulseras de manos y piés son el adorno que recibe. Después, cuando gatea, sus primeros compañeros son los perros, y sus únicos juguetes las flechas del padre. Pronto el instinto de imitación se apodera de él. Toma las varas de los arbustos secos y se afana en convertirlas en flechas. Esto lo he observado muchas veces la flecha: es lo que más le agrada.

Cuando ya da los primeros pasos se aproxima el momento en que debe ser entregado al maestro.

Este Mentor es quien debe iniciarlo, desde niño, en la ciencia del hombre. Dueño de su vida, y en completa libertad para hacer del uiño lo que le parezca, el primer acto del maestro es darle nombre.

Se llamará: Alitol, Koipar, Kuelguer, Eling ó Mysaía, como el maestro quiera.

Este personaje, tan importante en la agrupación india, debe enseñarle á conocer por sus nombres á los animales y las plautas, dónde debe encontrar á éstas y cómo debe hacer para cazar aves, coruros y guanacos.

Debe enseñarle á hacer flechas y á tirar, á conocer el rumbo dentro del monte, á andar largas distancias, á rastrear, á viajar tanto de noche como de día, á caminar sin ser sentido, y á cruzar las vegas sin ser visto.Enseñanza extraordinaria que asimila al indio á su medio, aumentando beneficiosamente para él sus medios de vida.

Cuando la educación del jóven indio ha terminado, el maestro lo entrega á la familia. Este es un gran acontecimiento que se festeja por los parientes y amigos en debida forma.

La familia ó la tribu exijen la prueba. Tiene para ello que vivir seis ó siete días en el monte, siu que nadie lo pueda ver. Durante ese tiempo le está prohibido comer corazón, tanto de guanaco como de avey recien puede aproximarse á los fogones cuando esta reclusión ha terminado.

Entonces tiene que estar otro tanto de tiempo con la cabeza vuelta sin ver la luz de los fogones. Terminado este requisito, se hace la gran fiesta.

Los hombres forman un grupo con sus respectivos toldos, y las mujeres otro; luego los hombres se dispersan en la noche por el bosque y el muchacho tiene que salir en su busca y encontrar á todos.