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atrocidades con los indios que buenamente se les habían aproximado.

La misión de Río Grande se incendió, por lo que los padres salesianos se vieron forzados á cambiar de lugar, aprovechando esto para instalarse en las proximidades del Cabo Domingo, sobre el Atlántico, región que la práctica les había mostrado como más excelente, pues sabido es que la nieve es menos fuerte en esos lugares bajos y próximos al mar.

La presencia de los misioneros y la tranquilidad de los indios, animó á algunas personas, y así, como si la misión hubiera sido una planta que hubiese echado sus retoños, poco á poco se fueron aproximando los estancieros y fuéronse formando los establecimientos que hoy tantas esperanzas nos hacen concebir respecto de aquel territorio.

José Menendez, y la Explotadora. de Tierra del Fuego, son trabajadores de la primera hora.

Convertido Río Grande en subprefectura; fundada la misión sobre la costa; instalada una comisaría, casas de comercio y las casas de la 1.ª Argentina (estancia de Menendez), se ha formado allí un importante centro de población, que á mi juicio es de mayor porvenir que Ushuaia y en el que, si bien no ofrece la ventaja de tener como esta un puerto para grandes buques, sinó dos, el de Río Grande y el de Cabo Domingo para pequeñas embarcaciones, por lo que muy bien pueden y son servidas las necesidades de ía localidad, la gobernación se verá bien pronto en la necesidad de trasportar allí la capital, pues, por la naturaleza misma del Territorio, se encuentra este, la mayor parte del año, sin capital en su mayor extensión.

No es mi deseo determinar si el porvenir real está en el Norte ó en cl Sud. Las producciones son bien distintas, como distintas son también eu todo sentido ambas regiones.

Pero lo que es un hecho, es que Ushuaia, al otro lado de la isla, lejos de las rutas seguidas, á penas visitada por los buques nacionales, y por una que otra embarcación que se atreve á entrar á los canales, con sus comunicaciones por tierra interrumpidas en todo el invierno por la nieve, dejará bien pronto de ser capital, pues que el gobierno nacional debe hacer sentir su influencia allí, en el Norte, en el foco de la producción fueguina, donde están las estancias, verdadera y perdurable riqueza de Tierra del Fuego.

Veo que insensiblemente, me he apartado de los motivos de este capítulo y vuelvo al tema.

Mi objeto, al escribirlo, fué principalmente demostrar, que, pues recién en estos últimos años, mitad del siglo pasado, el suelo de Tierra del Fuego empieza á producir, aquella isla no ofrecía mayor interés que el de sus costas, razón por la cual, atendiendo á esa única necesidad, sólo ellas eran recorridas. Y que, cuando se trató de ocuparlas, el misionero se destacó de avanzada, trayendo en pos de sí los capitales y fué bajo su protección que se formaron los establecimientos que hoy existen.

Si esa es la historia de Tierra del Fuego, y pues quedan aun terrenos que invadir, ningún paso más seguro que el que se dá con la experiencia del pasado.