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aguardiente, y la noche se pasa entre llantos y alaridos. Sólo Chesko, contento con la presencia, de la hermosa Losha, y luego melancólico con la bebida, no participa de la alegría general; con el Cooll'á, instrumento musical tehuelche, pasa rozando con hueso hueco de cóndor las cerdas del primitivo violín y acompañando a la triste armonía que arranca del sencillo instrumento, una especie de canto, compuesto de frases incoherentes, sin sentido común, que no son pronunciadas sino balbuceadas por el enamorado indio.

Noto en este toldo más mujeres que hombres, y algunas me dicen estar separadas de sus maridos; la causa de este alejamiento es que están en cinta unas y otras tienen hijos pequeños, y que por una costumbre de los tehuelches, el marido abandona temporariamente a su mujer, mientras ella se halla en ese estado y no vuelven a juntarse ambos hasta que la criatura tenga más de un año.

Marzo 20.—Tranquilo, durmiendo bajo techo, contento con los resultados del viaje, paso este día analizándolos. La exploración que acabo de verificar en las nacientes del Santa Cruz, donde he podido comprobar la verdad de la opinión de Fitz-Roy quien suponía que este río nacía en varios lagos, me ha revelado extensos territorios desconocidos que pueden ser aprovechados por sus propietarios los argentinos. El valle del Shehuen, espera los ganados que han de fructificar esa tierra hoy improductiva. Algunos parajes en él pueden utilizarse con ventaja para la agricultura. Las quebradas del oeste, donde los pastos hacen ostentación de hermosura, pueden alimentar miles de animales vacunos. Los ricos depósitos de carbonato de sodio atraerán la industria. Las minas de carbón del lago «San Martín» harán que el silbido del vapor se mezcle con el del hacha y del martillo, que aproveche los bosques que hemos visto en ese