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rio ya recorrido. Estos pequeños desfiladeros obscuros, sembrados de enormes peñascos de ángulos fuertes, negros, y mohosos por el tiempo, dan al paisaje el aspecto de una región de hierro; el basalto, cubierto de pequeños líquenes tiene, desde lejos, cierto viso de vetustez, que caracteriza las antiguas construcciones del hombre. Un pequeño manantial corre por el centro con poquísima agua.

Fitz-Roy se equivoca al creer que por esta quebrada corre el Chalia, mencionado por Viedma, en su viaje a la cordillera. El manantial que he visto hoy, se habría sin duda convertido en pequeño arroyo, en el tiempo que el célebre marino lo examinó, es decir, en otoño (26 de abril de 1834) y esto le hizo suponer esa dirección al río citado por Viedma y a quien los indios dijeron que desaguaba en el Santa Cruz. El Chalia no es otro que el arroyo que pasa por el paradero de Shehuen Aiken y que desagua en el río Chico el cual a su vez, afluye a la bahía Santa Cruz.

Hemos conseguido salvar los malos pasos y hacemos nuestra parada al pie del murallón basáltico, en la vuelta del río que forma un valle pequeño. En este, la caballada puede encontrar buen alimento. Establecemos el campamento en un sitio bien resguardado y cómodo para poder descargar el bote y revisar el estado de las provisiones.

Enero 27.— El viento de los Andes sopla con fuerza y agita el agua que se encrespa sobre las piedras y choca en ellas con gran ruido. Como el cauce del río es aquí angosto (más o menos 200 metros), la corriente es más veloz y el trabajo incómodo en alto grado; no debo exponerme a que fracasen mis proyectos y resuelvo no moverme hoy. El señor Moyano sale a cazar y vuelve con un avestruz, cuyo cuero saco para las colecciones y en seguida hago una excursión a las quebradas basálticas, para poder, desde las alturas, buscar las crestas de la cordillera.